Contigo

sábado, 8 de septiembre de 2007

Ya la lluvia cae pausadamente sobre tu espalda
Y mis dedos mágicamente recorren tu piel
Las llamas del sol enfrían el ardor que siente mi pecho por ti
Y las palabras se humedecen con nuestras lágrimas
Ya la noche alumbra nuestros sueños y pesadillas
Y me envuelvo en tu piel
Acaricio con mis dedos tu pecho de ninfa y deslizo mi mano hacia tu sexo lunar
Entonces vuelan por el cielo milagrosas estrellas que chocan con nuestra ventana
Mientras te acuno entre mis brazos y tu cuerpo se mece como en barca oceánica
Me hundo en ti hasta alcanzar las profundidades del placer
Y en tu boca renazco como un infante a la vida.

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