Alucinaciones

sábado, 29 de diciembre de 2007

Me recuerdas la voz y la mirada,
la noche, la tarde y la serena ausencia
tu paz, tus pasos, tu boca boreal
y la constelación de tu cuerpo.

Cómo una flecha atraviesas el aire
desgarrando el frágil tiempo
hasta llegar a mi sin saberlo,
se acercan las horas del crepúsculo
y se dilatan las pupilas en el fuego.

Déjame desaparecer sin que se entere el viento,
llevame en tu cuerpo,
arrastrame como un amuleto de amor maldito
que jamas abandones sin consuelo.

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